Sin acuerdo con los acreedores, deberá pegar un golpe de timón en las negociaciones si no quiere que la situación se agrave después del 26 de mayo
LA PLATA (Corresponsalía)
Tras no cumplir con el pago del vencimiento de US$115 millones, la Provincia entró potencialmente en default, aunque las negociaciones con los bonistas para reestructurar los US$7148 millones continúan hasta el 26 de este mes, fecha límite para salir de esa situación.
Si tras el feriado el gobernador llega a un entendimiento con los acreedores, a los que solicitó una contraoferta “plausible de implementar en el marco de la grave situación que atraviesa la provincia”, el default quedaría en la nada y las arcas provinciales respirarían aliviadas.
Buscando llamar a la reflexión a los acreedores e introducir un poco de presión en la negociación, el gobierno bonaerense reconoció en un comunicado que prevé una caída de la actividad económica provincial de aproximadamente el 10% para marzo y una contracción de la recaudación tributaria cercana al 30% en abril.
El documento indica que “nos encontramos ante desafíos extraordinarios. Los acreedores conocen muy bien esta situación y está en su buena fe incorporarla en cualquier contrapropuesta”.
Tras obtener respuesta positivas de menos del 40% de los acreedores, a la propuesta de canje del gobierno provincial que incluía un período de gracia de tres años, con una quita del orden de 55% en los intereses y de 7% en el capital, la situación del default se hizo real.
El grupo Ad Hoc, propietario del 42% de la deuda de la provincia de Buenos Aires, informó que al no efectuarse el pago, que “en ausencia de una reestructuración consensuada, su incumplimiento agravaría aún más la situación financiera de la provincia y la incertidumbre económica” y calificó de la oferta del gobierno bonaerense como una “propuesta unilateral e irrazonable efectuada por la provincia a los tenedores de bonos”.
Desde calle 6 aseguran que “las conversaciones están abiertas hasta el 26. Si la propuesta no les convenció, que manden una contrapropuesta que sea dentro de este marco de posibilidades de pago”. Mientras que los bonistas afirman que “tenemos voluntad de negociar. Negociando se construyen consensos, y así se va construyendo la confianza”.
El hecho de que Nación y Provincia actúen de manera coordinada en los vencimientos de deuda, hace pensar que la movida de Kicillof fue pensada para no quitarle poder de negociación a la Nación y esta actitud tensa las negociaciones con los bonistas.
La provincia pide a los acreedores que actúen “de buena fe” e indica que tiene “un diálogo continuo” con quienes no aceptaron entrar al canje el 11 de mayo, para “lograr los acuerdos necesarios que nos permitan avanzar”.
Las diferencias planteadas entre lo que desde el ministerio de Economía dicen que se puede pagar y lo que los acreedores pretenden que se pague son claras y con la extensión del plazo hasta el 26 de mayo, Kicillof logró tener un vencimiento posterior al de Nación, cuya renegociación fue extendida hasta el 22.
Con 4 días más para negociar después que el titular del Palacio de Hacienda de la Nación, Martín Guzmán, culmine sus convenios, Kicillof tratará de llegar a buen puerto con los acreedores. para evitar que el default pase de su situación potencial a una real.
Para ello, deberá resignar pretensiones sin imponer condiciones, cediendo en algunos de los requerimientos de los bonistas, que pretenden una negociación entre partes y no solamente una oferta.